Sanar desde el cuerpo: por qué a veces nos sentimos peor antes de empezar a sanar

Sanar no siempre se siente bien al principio. A veces, el proceso puede volverse más intenso, incómodo o confuso. Y eso no es un error, sino muchas veces el camino necesario. Desde la mirada de la Teoría Polivagal, entendemos que al salir de un estado de congelamiento (colapso o desconexión), el sistema nervioso pasa por una etapa de activación que puede intensificar los síntomas antes de recuperar la calma, la conexión y la seguridad sentida

No siempre nos sentimos mejor cuando empezamos a sanar

Una idea muy instalada sobre la sanación es que debería sentirse bien, tranquila o aliviante. Pero muchas veces, el camino de sanar implica un aumento de la incomodidad, del síntoma, del dolor o de la confusión. Y eso no significa que estemos yendo hacia atrás, sino todo lo contrario.

Desde la mirada de la Teoría Polivagal, cuando empezamos a salir de un estado dorsal (de colapso, congelamiento, o desconexión), el sistema nervioso transita un pasaje por la energía simpática (activación, ansiedad, urgencia), antes de llegar al estado ventral (calma, conexión, presencia).

Este "descongelamiento" puede sentirse intenso. De repente, sentimos más. Emociones que antes estaban aplacadas se hacen visibles. El cuerpo empieza a registrar lo que antes estaba adormecido. ¡Y eso puede ser muy desafiante!

Sanar no es eliminar el síntoma, sino aprender a recibir lo que trae

Hay un antes y un después en nuestro camino cuando dejamos de ver al dolor como un problema a erradicar.

Cuando dejamos de igualar sanación a la ausencia de incomodidad, y empezamos a entenderla como un proceso de integración, algo se transforma profundamente. Sanar, entonces, es poder recibir y acompañar lo que duele, lo que se resiste, lo que incomoda.

La incomodidad como señal y oportunidad

En vez de interpretar la ansiedad, la agitación o la tristeza como "recaídas", podemos comenzar a verlas como indicadores de algo que está emergiendo. Esas sensaciones nos marcan un "allí hay algo", un punto de contacto con algo que necesita atención.

Desde la Terapia Somática, trabajamos no para "sacar" el malestar, sino para generar las condiciones internas que permitan ensanchar nuestra presencia. Es decir, poder quedarnos con lo que está ocurriendo sin juzgar, sin forzar, sin escapar. Aprender a ser nuestro propio testigo empático.

Acompañar lo que emerge, paso a paso

En ese espacio de presencia expandida, podemos empezar a registrar:

  • Qué sensaciones físicas aparecen

  • Qué frases internas o creencias trae esa parte

  • Qué emociones están en movimiento

  • Qué impulso se empieza a gestar en el cuerpo

  • Qué necesidad está queriendo emerger

Así, también se abre el espacio para dialogar con nuestras respuestas automáticas, las que aparecen para protegernos. Al hacer lugar sin presión, estos mecanismos pueden actualizarse, ganando flexibilidad y perdiendo rigidez.

Te acompaño en este proceso

Sanar el trauma no es un destino al que se llega de un solo paso, sino un camino que se transita con paciencia y compasión. Es un proceso que, aunque a veces desafiante, nos devuelve nuestra potencia y resiliencia.

Te acompaño en este viaje de reconectar con la seguridad en el cuerpo y recuperar el equilibrio que te pertenece.

En mis sesiones individuales integro Somatic Experiencing, IFS, Teoría Polivagal y Focusing para acompañar el camino de vuelta al cuerpo con respeto y presencia.

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